Si la satisfacción es el alimento de la felicidad, la pasión es su condimento. Si quieres disfrutar todo lo que hagas en tu vida, sea trabajo, diversión o cualquier otra actividad, el requisito es que lo hagas con pasión y no por compromiso, obligación o necesidad.
Vivir con pasión es hacer las hacer las cosas con un sentido más allá del deber o del trabajo bien hecho, es hacerlas con aprecio, con gusto, con entrega, y con plena consciencia del por qué y el para qué se hace, sobre todo, aceptando la responsabilidad de contribuir a un fin determinado, conformándose con la satisfacción que el da el trabajo bien hecho.
La pasión no es cuestión de buscar hacer las cosas para ganar dinero, bienes materiales o reconocimiento, la pasión es una emoción que se siente cuando hacemos las cosas con gusto, entrega y determinación. La pasión potencia la energía, maximiza las habilidades y desborda el entusiasmo. La estrategia a seguir es la causalidad, con sentido y pasión. En otras palabras, si realizas todo lo que debas o desees hacer, con pasión y con un propósito mayor al que las justifican, entonces, ten por seguro que la vida te premiará con bienestar y felicidad.
¿Se puede disfrutar administrar un negocio?
La respuesta es sí, siempre y cuando, lo hagas con pasión. Ser empresario no es una tarea fácil, es una actividad que implica mucha responsabilidad laboral y social, requiere dedicación, visión, esfuerzo, tiempo, inversión económica, disciplina, confianza en sí mismo, sobre todo, con pasión. Requiere que mantengas una actitud positiva, que cuides tu salud y que le dediques las horas de trabajo que sean suficientes con buen ánimo, así como que estés convencido que el éxito de tu negocio, es uno de tus propósitos más importantes de tu vida. Por supuesto, es importante que administres tu tiempo y tu esfuerzo para que puedas convivir con tu familia y hacer otras actividades que te apasionen.
Nunca dejes que la pasión por trabajar en tu propio negocio decaída, foméntala día a día, haciendo con pasión cada actividad de dirección y de liderazgo, y hazla con un sentido del deber y de contribución al alcance del objetivo empresarial. Sea una junta de trabajo, una reunión con los proveedores, con los funcionarios bancarios, con los jefes de áreas, sea enfrentar una auditoría fiscal, realizar un viaje de negocios, o lo que sea, la clave es que tu actitud sea de disfrute y no de queja, desanimo o de lamentación. Si ves los problemas operativos como oportunidades de mejora o para aprender y no sólo como complicaciones, entonces, cuando las soluciones sentirás orgullo por tu desempeño, y dirás para tus adentros “disfruto mi negocio”.
Considera lo afortunado que eres o serás si tienes un negocio propio y tienes la posibilidad de administrarlo en pro del su éxito continuo. El tipo de actitud (positiva o negativa) y la pasión que sientas por lo que hagas en tu vida familiar y en tu negocio, es lo que hace la diferencia, tanto para el alcance del buen resultado, como para que el estrés, la preocupación o el temor, no afecten negativamente el aprovechamiento de tu tiempo. Para disfrutar tu vida tienes que estar dispuesto a hacerlo, tienes que visualizar lo bueno y la utilidad de todo lo que hagas, siempre agradeciendo la oportunidad que la vida te da de poder hacerlo. Busca tu propia formula o manera de ser feliz.
Deja de ver sustancialmente lo malo, busca el beneficio con actitud de disfrute y de aprovechamiento. Por ejemplo, si vas de vacaciones y el hotel al que llegaste no es cómo el que imaginabas, toma la postura de gozar lo bueno que éste ofrece, quizás sea la vista al mar, el bajo costo, la ubicación o la buena atención del personal.
Sin duda, habrá cosas satisfactorias si tan sólo tienes la voluntad de visualizarlas. Es decir, aunque tenga fallas o no sea lo que ofreció su publicidad, ya estás ahí, y tal vez, no sea tan importante como para echar a perder tus vacaciones. Ver lo bueno y no sólo lo malo, siempre será una estupenda idea.
Disfrutar va de la mano con soñar, cultivar ilusiones, buscar lo positivo de cada situación, disfrutar es sonreír ante las circunstancias adversas, es estar consciente de la fragilidad de la vida y de sus vicisitudes, es saber que nadie la tiene segura, y que es mejor gozar lo que podamos, con la conciencia que tal vez tengamos menos tiempo de vida del qué imaginamos. Sin duda la vida, es cambio, decisión y acción, y lo negocios no son la excepción, por ello, adáptate al cambio de las circunstancias con aplomo, decisión y valentía, aprovechando las oportunidades que se te presenten y las que tú mismo hayas creado.
Sé consciente que el negocio es un medio y no un fin, disfrutar la alegría de vivir, si lo es. No seas un emulo social que imita los que hacen los demás y se conforma con ello, sé creativo, apuéstale a tu unicidad valorando lo que eres y lo que tienes, pues eres único e irrepetible. Sé de aquellos que siembran un árbol, a sabiendas que tal vez nunca disfrutaran su sombra, pues tienen claro que al hacerlo contribuyen a un mundo mejor.
Edgar Hernández Cancino Quintero
Es contador público y auditor, egresado de la Universidad Veracruzana, con estudios de especialidad y maestría en administración fiscal. Realizó un Doctorado en Gobierno y Administración Pública. Por más de 30 años ha ejercido contaduría pública como consultor de empresas, dictaminador fiscal y perito contable. Es socio director de XELCRON Empresa de Tecnología especializada en Sistemas Administrativos. Socio Director de Cancino, Hidalgo y Asociados, S.C. Ha impartido conferencias, talleres y cursos en desarrollo humano y en las áreas de fiscal, ética y contabilidad en diversas universidades públicas y privadas en México y en el extranjero. En el 2011 publicó la obra Ponga en orden su vida y sea feliz: controle su entropía y en el 2013 el libro Decídete a ser feliz: una guía para lograrlo.